Querida Mari Tere,
Es curioso ver que formamos parte de un círculo perfecto que igual que gira se detiene para devolverte algún momento perpetuo.
Así, esta mañana estuvimos en la peluquería con Enric y una señora mayor que esperaba en el diván después de regalarnos una sonrisa amplia y hermosa nos dejó un cachito para sentarnos.
Que señora más agradable, optimista y elegante. En un momento solo escuchándola entendí que era una gran mujer y que a su avanzada edad Azucena vivía plena y dichosa.
Nos hizo una delicia de mañana entre sonrisas constantes mezcladas con las anécdotas de su vida, del que llama su novio con razón porque con él ha compartido matrimonio desde 1948 y noviazgo desde cinco años antes, como no llamarle novio y marido y padre si con él ha fraguado toda su vida.
Y es así que la voy viendo en el espejo y la escucho atentamente, y es así que me acudes a la mente Mari Tere porque sin conocerte en vista se me antoja que debías ser como Azucena.
Recuerdo mil palabras que me ha relatado de ti tu hijo. Como no entender si él lleva en sí mismo toda la esencia de esa gran mujer que has sido, eres y serás viviendo en todos los que te han tenido.
Que mujer de bandera, valiente y brava. Pionera donde las haya conduciendo en un mundo de caballeros, te han conocido aquí y lejos porque has querido regalar un trocito de tu vida en cualquier lugar y en tiempos de miedos y transiciones. Siempre en vanguardia, en crecimiento constante con gente que como tú ha amado la vida plena.
Solo he tenido tu voz tras el teléfono, aunque la he conocido y la he hecho mía porque transmitías lo que nadie y contagiabas el cariño y la serenidad. Como en nuestra última conversación, aún consciente de tanto que te estaba pasando en un no nada, insistías en pasarme la receta del hornazo y yo pidiéndote un esfuerzo más por verte.
Se poco o nada de todo lo que fuiste y me duele. Pero se que aún he de saber más de ti, he de pasear por las calles de Salamanca de la mano de él que me acompañará por los lugares donde has crecido, en los que te enamoraste y en los que has visto crecer a los tuyos.
Igual que yo doy a mi hijo lo mejor de mi, el tuyo también lo lleva dentro y en su amor absoluto a mi me entrega todo de ti.
Gracias Mari Tere, con todo mi cariño,
Anna
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ResponderEliminarHola, Anna, este es el comentario que intente dejarte en su día y que no lo conseguí, hoy, no sé porqué, me apareció en mi correo de gmail en toda una relación de mis últimos mensajes ¿Dónde clicaría yo? Como sea, te lo dejo aquí -si el sistema lo permite- ya que esta prosa tuya bien lo merece.
ResponderEliminar____________
Preciosa carta Anna, se advierte en ella la sensibilidad de quien la escribe; te asombras por la humanidad de Mari Tere y su actitud ante la vida, y yo al leerte, reparo una vez más en que la sociedad es sumamente diversa y acumula todos los valores del ser, y aunque menos por fortuna, los sentimientos más bajos.
Siempre he sido de la opinión que, en general, a las personas mayores las envejecen los jóvenes tanto como los espejos, a partir de determinada edad se empieza a levantar un muro entre las generaciones que se eleva de año en año, si percibiéramos la vida por todos los sentidos menos el de la vista, posiblemente no el trato de unos y otros tuviera mas en común, porque querida amiga, las ilusiones, el goce por la vida, y hasta el amor, en edades avanzadas son las mismas, pero, ocurre que los que cuentan años asumen que a su edad no son bien vistos por los más jóvenes, se percibe el rechazo y se abstienen. Sin embargo, ahí estás tú para negarlo, y todo este intento de filosofía es para agradecerte esta carta a Mari Tere. Aquí caben aquellos versos de Rafael de León que dicen:
Mi hijo el mayor (veinte años,
dulce y moreno), con pena,
me habló esta mañana: -Madre,
ese traje no te sienta,
ni esas flores, ni ese pelo,
ni ese pañuelo de hierbas...
Yo no me atreví a mirarlo,
y me sentí muy pequeña,
como si fuese mi madre
la que hablándome estuviera.
Por nosotros, tu no debes
vestir de esa manera…
Por eso este largo comentario, Anna, porque en tu prosa has mostrado lo más bello del ser humano, la sensibilidad y un sentimiento de igualdad que no hace distinciones, ni de razas ni de edades.
Gracias, querida amiga, eres un sol.
Mi beso más tierno en tu mejilla, con todo mi afecto.
........Carlos
afecto el mío a ti amigo Carlos, de tu mano a cualquier lugar que nos lleven tus letras como maestro que eres.
ResponderEliminargracias mil, mil gracias, y un beso de los míos, de corazón.
Sin par, la emoción siempre late hondisima en castilla, esta tarde, Como tantas, sonrió al acercarme a Su morada tranquila, sabe de ángeles, y otros en tierra, por ello, eres quién eres, ser para la historia, mañana respirar el aire será diferente, tanto Como siempre... besos nobles al ámbar sois.
ResponderEliminargracias infinitas, por siempre, valer de valeres.
ResponderEliminargracias a tu madre vicente por ser y estar, como doy las gracias a tantos amigos y amigas que igual que ella llenan el mundo de bueno, de mucho bueno...gracias a ti por seguir de ella.
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